Foster "Hollywood".



  Claude Foster, alias “Hollywood” es un 2,04 cm. llenos de pasión rockanrolera, y de afición gastronómica cien por cien. El amigo de sus amigos era conocido de carrerilla como Foster Hollywood, el peor bajista de la historia, pero el mejor cocinero de comida rápida americana que te pudieras echar a la cara.

   Lo suyo no eran las “pinkiguinkis”, tampoco la ensalada californiana con salsa claustrofóbica surferbird, ni las “doblechis”  con macarrones, ni tan siquiera los tacos mejicanos a lo “atahualpayupanki”. Lo suyo era lo suyo, y te ponías hasta arriba con sus costillas a la “salsaburra”, quiero decir a la barbacoa, bien acompañaditas de patatas a la mejicana, con su mezcla de quesos por encima, para  que las pobres no estén delante de ti en pelotilla picada, como hacen en otros sitios, y las infortunadas señoras fécula, solteras con compromiso cuando las metes en tu boca ya están muertas de vergüenza. Todo ello bien regado con exquisita cerveza rubia, aunque si es tostada mucho mejor, pero si prefieres la Cuca-Cola o la Funta-Fanta de naranja-limón también la tienen, y la puedes beber hasta que te salga por las orejas.


   Un par de tragaldabas como nosotros, amigos del buen comer, y mejor beber, lo podemos pasar muy bien en situaciones como estas. Costilla pa´rriba, costilla pa´bajo, patata pa´un lado, patata pa´otro, un tex-mex de pastelera madre, donde los fluidos gastronómicos te llevaban al séptimo cielo de los placeres terrenales, es decir sicalíptico total. 

    Al tío, me refiero a “Foster” le gusta un poco mucho el picante, pero bueno, la comida de su cocina “Hiqueha” modelo “Sostroen  Jostroen” funciona acojonantemente bien, en donde sale la manduca a raudales, sin tener que esperar nada de tiempo como en otros lugares…, donde haces testamento, te mueres y aún así tienes la oportunidad de resucitar para volver a cambiarlo. Luego  un poco más tarde, hablo  ya de por la noche a lo mejor te pica un poco el culo por haber abusado del picante, pero ese problema ya solo es tuyo, de nadie más.
   Casi fue una reunión familiar, digo familiar porque Foster y yo tenemos algo en común. Ambos fuimos novios de Peggy Sue McPearson, la hermana de Chevy McPearson, uno que presumía de mucho y tenía bastante poco, era un “chicha sin limoná”. Bien como os iba diciendo, Foster y yo nos enamoramos como dos tontainas de la susodicha, que como decía la canción, “tras sus tetas no había corazón, solo ambición”, así que pasó olímpicamente del descapotable de Foster y de mis rutilantes creepers atigrados, que un bendito día me regalo mi otro gran amigo llamado Setzer, el de las virguerías con la guitarra. Además, dicho sea de paso, nunca se quiso bañar en pelotas por la noche en la playa, ni nos hizo ninguna carantoña, ninguna cucamona para desgracia nuestra. Con nosotros siempre se comportó como una santa, pero para con los demás era una auténtica pendona, y eso nunca nos pareció justo. Yo creo que esto era debido a que ambos Foster y yo, bajo tu punto de vista claro está teníamos los bolsillos llenos de arena, es decir, pobres como las ratas, y no grandes cantidades de plata, que era lo que a ti te gustaba, eso sí, a sueños no nos ganaba nadie, y el asunto este, terminó como terminó.

    Al final la pobre Peggy acabó de cocinera, quiero decir de  “espantamesas” ¡ojo que eso no es ninguna deshonra!, puede resultar algo cojonudo. Quiso montar su propia franquicia, “La patata montaraz”. Acabó desfranquiciada, desquiciada, y desaprobada por todos, porque era muy lenta con el asunto de las cacerolas, se confundía con los guisos, no dando una a derechas, en vez de servirte patatas acababas comiendo sopa de caracol, en fin que la cocina no era una de sus grandes habilidades… Espero mi “antes querida Peggy Sue” que todas estas cosas no te parezcan mal, porque la verdad está ahí a pequeños montoncitos, y uno puede coger el que más quiera, el que le parezca cuando le venga en gana y crea oportuno, eso sí siempre habrá dos verdades, la tuya y la mía, pero ambas  son igual de importantes, ¿no lo crees así?

    Nosotros por su culpa sí que nos bebimos todo el bourbon de Texas, todo el vodka finlandés, y ya de retirada, acabamos con todo el Duero, desbordados y sin dinero. En ese justo momento en que ambos íbamos beodos perdidos, bien empapados de alcohol, nos encontramos con el bendito Rockin´Pauli, (que el Gran Elvis lo tenga en su gloria), y nos dio un sabio consejo, como era el olvidar Peggy Sue McPearson y fuéramos en busca de un nuevo amor, a esa “nenita con una bonita carita de princesa”, y veríamos como todo cambiaba. Mi amigo se encontró de la noche a la mañana con su Josephine Backer, y yo disfruto de los placeres terrenales de Odette Deveraux, una francesita con 3.500 megatones de potencia imposibles de controlar, y para rizar el rizo recita como nadie hasta la última estrofa de Dylan.


"Como me gusta la señora contrabajista"
¡dále al slapp!



     El amigo Foster se hizo famoso en Hollywood, porque nadie cocinaba mejor que él en toda la ruta hacia El Paso. Yo ahora me dedico a destilar mezcal que es con lo que mato el tiempo, entre nosotros, normalmente prefiero estar borracho un par de horas al día, y algo cuerdo el resto, pero cuando tengo ganas de comer fuera de casa, me acerco hasta la keli del “Foster” que me sigue acojonando, perdón, quiero decir asombrando con su comida rápida americana, presumiendo después de su nueva cocina “Hiqueha” color rojo tijereta.


   Si quieres papear bien sin molestar a tu vieja, si eres soltero claro está, no te gusta un ápice cocinar o quieres quedar bien con tu chica, vete a la calle del Soponcio nº 42 y llama en el 3ºB, el amigo Foster alias “Hollywood”, te hará una comida tex-mex de santísima madre. Ahora sí, estás avisado, si luego te pica el culo por culpa del picante, ajo y agua, a rascarse todo cuanto puedas.



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