Yo soy Secue (Al Elvis colombiano)

         "El Elvis latino"

           Había salido desde su Manizales natal (Colombia) para convertirse en un espalda mojada en un ilegal para ser un tío legal, con trabajo y algo de pasta en el bolso. Atravesaría toda la América Central, recorrer todo Méjico, tras jugarse la vida entre frontera y frontera, entrar en el país de los gringos para intentar ser alguien, eso teniendo en cuenta que todos los rezos y plegarias de su madre tuvieran éxito.

            Creció escuchando a Marco Tulio Sánchez, el “Elvis Colombiano”, junto a toda esa tendencia de rockabilly americano que le encantaban. Gracias a la voz colombiana conoció a los Blaster, a ese Carl Perkins, y como no, al mismísimo Elvis. Le esperaba un largo camino, pero como el rock and roll todo es largo y sinuoso, pero si uno no desespera, quizás pueda llegar al final. Una vez en Los Angeles trabajaría duro, se llenaría los bolsillos de plata y llevaría a su madre un gran marco dorado, para que pusiese ahí la imagen de su adorada virgen.







            Los problemas durante el viaje fueron muchos, una vez en El Salvador, aumentaron sus temores, no se echaría para atrás ante las historias de mujeres violadas, tíos asesinados o robados, amputaciones, y la hostia parda, para quedarse sin un chavo, o metidos dentro de una fosa sin nombre.

            Pero se topó con esas maras, el era Secue, Alberto Secue de Manizales, por supuesto que no se iba amedrentar ante semejantes tatuados. Duro como el pedernal, aunque no grande en altura, vió como semejantes bandarras se fijaban en él, pero en especial en su pequeña mochila, donde guardaba sus zapatos de gamuza azul, con los que pateaba el rockabilly en su Manizales del alma. Cuando el problema ya no tenía solución pacífica alguna, agarró por el pescuezo al que parecía el cabecilla, el parlanchín del grupo, el marero y los “josputas” restantes se llevarían la gran sorpresa.

Sin entrar en detalles, el tío lo estaba pasando bien putas, pues ningún “sancristobal ni santón” podían separarle de semejante elemento, - ¡me cagüen las santas hostias!- sus manos cada vez le apretaban más y más el cuello, pensaba que le saldrían las tripucias por la boca de un momento a otro. Tampoco podía santiguarse pidiendo ayuda a cualquiera de las “vírgenes de todos los males”, pues Alberto, el Secue, ya se había procurado un poco antes de ponerle los dedos de las manos como auténticos morcillos.

                Cortesía de 4.bp.blogspot.com

            - Reza todo lo que puedas marero-, ¡te voy a poner la cabeza debajo de las vías del tren y no te va a reconocer ni la santísima crisma bendita! Más acojonados que acongojados, decidieron dejarle en paz, y olvidar que cojones llevaba metido en la mochila, porque el metro sesenta y tres, parecía un dos cero tres. Ellos se fueron con las manos vacías y Secue  con los bolsillos llenos. Le dejaron una propia de 400 $ americanos, para los pequeños gastos del viaje. Los mareros se largaron cagándose en la santa concordia por salir sanos y salvos de tal encontronazo.




            Camino de la frontera gringa, soñaba también con organizar un robo, el robo más fantástico jamás efectuado, viajaría hasta el mismísimo Averno y robaría la guitarra de 7,50 $ de Elvis. Lo haría de tal manera que los “trujamangas” esos de Misión Imposible serían unos advenedizos a su lado. En solitario, como mandan los cánones, sin ayuda de ningún adlátere, y por la puerta principal, con “dos pares de zambombas”. Luego una vez en su Colombia, se la enseñaría a  Marco Tulio, para que la tocase y le dedicase algunas de sus canciones en compañía de sus viejos amigos de aventuras en esa “Ciudad de las Puertas Abiertas” su  Manizales del alma, para finalizar con una gran cogorza, que se recordaría por años. Pero Manizales, al igual que su madre, llora la partida de Secue.

Camino de Austin en el estado texano, se empapa del ambiente que tanto le gustaba, junto a las miradas de desconfianza de la gente…, - si tuviéramos posibilidades- nosotros también podríamos tocar así de bien, ¡cojones somos colombianos! -¡dale al rock and roll! - se decía para sí mismo y darse ánimos, pues aún tenía un largo camino hasta Los Angeles, último destino.




Quince años después Secue está en Manizales, no regresa con la guitarra de 7,50 $ de Elvis, sino una gran amistad con el bueno de Marco, un tatuaje, montones y montones de vinilos, y ante todo y sobre todo una razón para vivir su rockabilly, además de un pequeño pub: Tulio´s, el mejor lugar de todo Colombia donde bailar, beber, ligar y… escuchar buena música, donde de vez en cuando alguna noche se deja caer el bueno de Marco para deleitarnos con alguna de sus  memorables actuaciones.






Gijón 15 de Febrero del 2.012
Para los fans del Gran Perkins, Carl  y “los zapatos de gamuza azul”
(Lake County, Tennessee)

Recuerda Marco, cualquier lugar de tu Colombia puede ser Lake County.
A Marco la auténtica voz viva de Elvis.

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