Sein in der Liebe vs Ich bit betrunken




Sein in der Liebe vs Ich bit betrunken
Estoy enamorado vs Estoy borracho
La extraña pareja
              

               Imaginaros la siguiente escena, que es un hecho real: Nos acercamos a las 9 h. de la mañana, llevas a tu hija al “cole”, y de pronto te aparece un paisano, bien entrado en años, con una caja de bombones en las manos, y cantando el “extranjis in de nait, del Frank Sinatra a una tía más joven que él, y que está cojonuda. Lo bueno de todo, es que su acompañante, en vez de sentirse avergonzada por la situación, pues bastante gente les estaba mirando (cercanos a un colegio), estaba toda orgullosa mirando a su pareja, que le daba muestras cariño cantando por el Frankie Sinatra. ¡Y todavía no era San Valentín ¡




            Mi hija, que tiene nueve años comenta; ¡Que situación papá, parece que están enamorados! Enamorados estaban, pues ahí iban los dos “dando tumbos por la vida”, abrazados, mientras todo el barrio escuchaba el “extranjis in de nait” versión asturianglish, y ella, rota por la emoción del momento, suspiraba a voz en grito lo mucho que la amaba “su hombre”.

Pensaréis que me estoy descojonando (con perdón) por la situación vivida con estos dos elementos, pero no es cierto, es un acto digno de admiración, porque he llegado a la conclusión de que, estar enamorado (y no a la manera de Bertín Osborne) es tener un estado de BORRACHERA CONSTANTE, de “no soltarla” en ningún momento, es la embriaguez total por todos los poros de tu cuerpo, ¡y que barato para estos tiempos de crisis!, y a mí, aunque también me gusta mucho el Sinatra, quiero ser igual, cantar el “extranjis in de nait”, berrando a voz en grito, tirar los bombones al aire y comerlos todos de golpe, mientras digo a la gente que soy alcohólico, borracho, merlucero, que me va el morapio la hostia, que quiero cantar bajo la lluvia en pelota picada, ir al “Desastre Inglés” donde cogeré un pedrusco muy grande-grande-grande “por el morro”, para irme después a Las Vegas, en donde quiero que me case Elvis Presley, y todo ello debido a que yo también ¡estoy enamorado!








            Los efluvios del alcohol no me han vuelto loco, ni más borracho aún de lo que estoy, borracho es estar enamorado, y más pijo aún es el “estar enamorado de estar enamorado”, ¡otro gin-tonic camarero! Las penas aprenden a nadar, el amor no. El único problema es que, cuando este naufraga, el desastre que produce es mucho más cojonudo, que el hundimiento del Titanic.
           



            Si pierdes el trabajo es una faena, si tu equipo de futbol baja a 2ª división es una putada, pero si el amor falla, esto se convierte en un suicidio colectivo, en un desastre de dimensiones cataclísmicas…, la borrachera se mezcla con la locura, en donde la pobre Juana la Loca sería una simple parvularia. Al final, te das cuenta de una cosa, que el amor es como los agujeros de los donuts, están ahí y no podemos vivir sin ellos.   

                      




            Pero si quieres que tu chica esté siempre a tu lado, recuerda a los personajes del principio (situación real), déjate en paz de las hostias esas de las fresas con champán, olvídate del paseo nocturno bajo las estrellas, pasa del rollo ese de pasear descalzos por la arena, mientras la luna se ríe de todo “dios”. Agarra a María por la cintura en el momento de que cualquiera de los dos llegue a casa, dí que la quieres, meteros el gran madrugón, cogeros la gran borrachera en plan botellón, y a eso de las 8 de la maña la cantas el “extranjis in de nait” del amigo Sinatra. Como las pastelerías estarán cerradas a esas horas, una buena tableta de chocolate comida a medias, será mucho más romántico que los bomboncitos de los demonios, y finalmente, ya camino de casa, los dos abrazados y dando grandes tumbos, os miraréis con ojos de cordero degollado, pensado en las poquísimas diferencias que hay entre el amor y la borrachera, que mierda: ¡VIVA EL AMOR!




Microrelato





La rubia insinuante


             La mesa estaba puesta de manera simple, un horroroso mantel de pequeños cuadritos verdes, cubiertos, servilletas de papel y dos vasos llenos de vino barato. Se le salían los ojos. Ella estaba a su lado, insinuante, con una melena rubia cuidadosamente despeinada, desmaquillada pero hermosa, las uñas cortas y pintadas, junto con esa mirada de ojos verdes penetrantes.

            Pero él ni siquiera miraba para sus hombros desnudos, su perfecto canalillo, o  a esas piernas largas y delgadas que se cruzaban inquietantes, tan sólo a esos hermosos huevos fritos con pimentón que destacaban sobre el horrible mantel de cuadritos verdes.


           Para finalizar mi Perla del Cantábrico, está dedicado a una pequeña debilidad: Anabel Moreno, la reina del rockabilly español, sus bandas siempre han sido lo mejorcito del panorama ibérico. En mi humilde opinión, cuando estaba con Los Tornados, hizo los mejores discos de rockabilly, y hasta ahora no han sido superados, una auténtica "queen" del rocking rolling. Os dejo un recuerdo de  cuando rocanroleaba como nadie. Lucía mi hija, cuando me quiere vacilar un poco la imita, poniendo esa voz tan característica suya, los dos nos reimos  un poco y luego pienso: ¡Oh my God!, que el "Gran Elvis nos perdone".



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