Chavela Vargas





Desvelando los secretos de “Camino de Perdición” (2):

   La pregunta obviamente es clara. ¿Qué tiene que ver una cantante de rancheras y boleros con el rockin´rolling? La respuesta para mí también es obvia. Todos los que conocemos y amamos este mundo lo sabemos. No es cuestión de ir más o menos “maqueado”, de ir vestida como una auténtica Skull Girl, ser más Rocker o Teddy Boy que nadie. Es simple y llanamente la actitud, tener esa actitud de encaro y orgullo con la vida que te hace salir hacia adelante como el que más, esa actitud de mejora, de perdurar, y, María Isabel Anita Carmen de Jesús, (parece la alineación de un equipo femenino de baloncesto)  Vargas Lizano, alias La Dama del Ponche Rojo, o, La Chamana, era el personaje ideal para la historia, una especie de alter ego de Charito Santana pero con más años y diciéndolo de otra manera en lado opuesto, musicalmente hablando que estaba el lado oscuro del rocking rolling de los demonios.



   Charito Santana tuvo una infancia digamos que fácil debido a su condición social, sin embargo Chavela las pasó canutas.

    Charito “la brazos largos”, tiene una enfermedad rara, desconocida, o como mejor se debe decir “poco frecuente”, mientras que Chavela sufrió de poliomielitis.

    Chavela tenía un particular estilo de interpretación, y Charito tenía su lado particular de cantar y de ver el rock & roll.




   En las canciones de Chavela había de fondo mucho alcohol, en las de Charito, Buchanan, tequila y pulque, mucho pulque. El abuelo de sus dos acompañantes Pino y Elvisito, destilaba pulque ilegalmente que ellos  trasegaban a degüello.

   Chavela vestía como un hombre, fumaba la hostia, “bebía la de dios”, llevaba pistola y siempre usaba un característico ponche rojo. Charito fumaba algún que otro taleguillo de marihuna, bebía como un hombre, vestía muy particularmente.



    Para finalizar mientras que Chavela cantaba con una voz desgarrada, Charito lo hacía como los mismísimos ángeles. Dos contrapuntos, dos personas de diferentes edades, de diferentes estratos sociales que podían dar para mucho, y la historia, y los mismos personajes así me lo pidieron. (Se me olvidaba lo más importante de todo, ambas eran mexicanas y dos auténticas canallas, cada una a su manera, pero…”eran dos constantes volcanes en erupción”.)





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