2 Septiembre
Era un 2 de Septiembre, no creo que tenga importancia
el año, ni el lugar, ya sea el sur profundo americano, un suburbio londinense,
el arrabal de cualquier ciudad sudamericana, o una barriada obrera de esta
España nuestra, lo realmente importante, lo que sí merece la pena, es que en
cualquiera de estos sitios un chiquillo afina las cuerdas de su guitarra, para
cantarle cualquier lindeza a la belleza de turno, con sus pelos impregnados de
toneladas de fijador, para estar muy bien maqueado.
Si,
era un 2 de Septiembre “mecaguen la mar”, y la vieja acústica que había
encontrado en el trastero de su casa iba a ser la mejor manera de acabar con el
aburrimiento de esa hora del día, entonces, entonces… no cantaría a las
estrellas, ni a pasear de la manita bajo la luz de la luna, ni que los putos
gatos le hicieran coro en plan Sha Na Na, ni hostias benditas de esa clase,
compondría tal canción que hasta la mujer más fea del mundo se sintiera
halagada, y que todos esos tíos guapos y amembrillados sintieran en el cogote
una descarga de 20.000 voltios, eso era hacer una canción, y no milongazas de
esas que ese escuchan en las radios comerciales.
La
acústica olía a humedad, pero no le importaba, poco a poco se iría convirtiendo
de nuevo en lo que antes era, una guitarra, una auténtica guitarra acústica,
envejecida pero con solera, porque después de ese 2 de Septiembre ninguno de
los dos volverían a ser los mismos, ya que sus dedos tañerían esa acústica con
cierto olor a húmedo de una manera distinta, y ella ¡ay! ella se dejaría
cimbrear por el.
Hoy
L. de C. Evil Girl por la gracia de todos los Elvis del mundo, cuando abrió la
puerta del trastero, se encontró una vieja guitarra apoyada en el botellero, y
pensó –“puede que hoy sea 2 de Septiembre”-, mientras rasgueaba las cuerdas del
sucio instrumento. Cuando llegó a casa preguntó: Papá ¿pero lo tuyo no eran las
cuatro cuerdas?, y el canoso eduardino la miró con ternura -¿has encontrado la
guitarra que estaba en casa de los abuelos?
No
era 2 de Septiembre pero como si lo fuera. Las notas quisieron volver a salir
de la húmeda guitarra, pero faltaba una cuerda, mientras tanto el veterano Ted
vivía de recuerdos.
"El Ritarbeyu más nostalgico".
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