¡Well, everybody knows that the bird is the word!


 ¡Well, everybody knows that the bird is the word!

¿Has oído hablar del pajaro?
A-well-a everybody's heard about the bird
B-b-b-bird, bird, bird, b-bird's the word
A-well-a bird, bird, bird, the bird is the word
A-well-a bird, bird, bird, well the bird is the word
A-well-a bird, bird, bird, b-bird's the word
A-well-a bird, bird, bird, well the bird is the word
A-well-a bird, bird, b-bird's the word
A-well-a bird, bird, bird, b-bird's the word
A-well-a bird, bird, bird, well the bird is the word
A-well-a bird, bird, b-bird's the word
A-well-a don't you know about the bird?
Well, everybody knows that the bird is the word!
A-well-a bird, bird, b-bird's the word
A-well-a...




         Mientras daba los últimos retoques a la mesa, pues a ella le gustaba que estuviera bien peripuesta, Patricia escuchó el ruido que producía al abrirse el viejo portón de la casa, y la destartalada wolkswagen rojiblanca, como los colores del Sporting, ronroneaba muy lentamente para dormitar en su sitio habitual.


         La pequeña Nora correteó por el pasillo, con los brazos bien abiertos, para que su padre la cogiera en brazos y la subiera bien alto “hasta la cresta de la ola más grande”, para fundirse después en un largo abrazo. Patricia, apoyada en el marco de la puerta de entrada a la cocina, observaba el momento emocionada. - ¿Cómo te ha ido hoy cariño?-  He vuelto a romper la tabla - ¡Pero si ya llevas dos esta temporada!- . la lucha estaba perdida de antemano, sabe perfectamente cual era la respuesta: “A merecido la pena”.




         Cuando eran novios y paseaban por la playa, le enseñaba las olas, sus formas, sus olores, sus colores. Sí, las olas huelen y tienen formas como el cuerpo de una mujer. Siempre supo que sería la otra, primero estaban las olas y luego ella.




         Estaba cerca el día en que cogería a su pequeña Nora, la pondría encima de una tabla, y, juntos, padre e hija irían a buscar olas al “país de nunca jamás”, para ser dos niños que nunca crecerán, en donde la última ola jamás existirá.

         Al enterarme por boca de Patricia de la historia, no se porqué, me acordé de la película “El Gran Miércoles”” (Big Wednesday - de John Milius,1978), pero a diferencia de la “peli” a mí no me envuelve la melancolía, y no pienso de que algo de mi vida se ha perdido, “somos lo que somos” y jamás lo perderemos, por eso él quiere poner a la pequeña Nora encima de su tabla, y disfrutar de su gran miércoles, de ese gran momento que tanto esperaba al lado de su hija. Atrás quedaron los Rivintongs y esos fantásticos The Trahsmen. ¡ Menuda canción!, y yo que con siete años no dejaba de tatarearla a voz en grito para desgracia de los más allegados.






     Me gustan los tip@s que tienen metidos ciertos tipos de drogas en el cuerpo, y que “en vez de chutarse zumo de naranja” por las mañanas en la vena, pues se “meten” cosas más positivas como el Rocking Rolling, las olas (olas y más olas), hacer kilómetros los fines de semana en sus Hot Rods, machacar el tiempo en niquelar las Harleys… ¡Salud a todos hermanos, una larguísima vida!




         La colorida wolkswagen vuelve a ronronear, pues se dirige a una nueva playa, se divisan olas y ellas… nos esperan. Y sobre todo que el Gran Kahuna, (El  brujo-hechicero) os mande una deliciosa ola, una tan grande y hermosa que jamás en la vida podréis olvidar, que os convierte en el gran surfer de la playa.






   
     En “La Perla del Cantábrico”, quiero dejar esta joya de la inglesa Petula Clark, con ritmo de la época para gente de la época, música sin nostalgia, para recordar siempre… ("the greatest dance craze of 1960´s.")


 

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