El maullido incesante: El lado oscuro del Rock & Roll

(Cortesía de  4 Gatos Rockers Club)

El maullido incesante

El lado oscuro del rock and roll

A la primera figura del country

Dedicado a Hanky Willians (1.923-1.952). Cuando era jinete de rodeo “se pegó la gran hostia”, y su espalda, su puta espalda” quedó echa una mierda. Recuperado, bueno, digamos más bien  malcurado, también que casualidad, y,  para “ olvidar que no podía dormir, ni permanecer  mucho tiempo en la misma postura, ni siquiera hacer el amor con libertad…se metió en el alcochol, le dio a la botella de “puta madre”.

Muerto con 29 años no pudo disfrutar del éxito, un maullido incesante en la noche de San Silvestre se oyó en la oscuridad. Vendrían muchos más.





Mustach

         Sólo era un gato, un sucio gato callejero que me dedicaba a maullar todas las noches. Maullaba miserias perversiones, crímenes, deseos carnales, cualquier acto que por inmoral fuera era maullado, maullado de una forma incesante, todas aquellas cosas que fuesen visionadas por mis ojos en los paseos nocturnos que efectuaba cada noche, en los cuales recorría la ciudad, mi ciudad, y, en donde todos mis vecinos no es que fueran espiados, por el contrario, perpetraban la mayoría de sus actos ante la mirada de un gato,  de un sucio gato callejero como yo.

         Recuerdo que aquella negra noche sin luna, tenía las patas heladas de andorrear por los fríos tejados de Elmo Bulevard, las estrechas callejuelas que conducían al puerto, las cuales yo creía desiertas a esas horas avanzadas, un lugar ideal para maullar en esa desangelada noche. Pero estaba equivocado, en una de las portezuelas, siempre abiertas de los oscuros y malolientes callejones, oí un ronroneo de satisfacción, y dos seres que se despedían, sí he dicho dos seres, no dos personas, pues los gatos diferenciamos a las personas del resto de seres vivos, huyendo de sus falsas acciones y palabrerías.


         Nunca hice caso a esa frase humana de “la curiosidad mató al gato”, así que decididamente, quise saber quienes eran. Me encontré ante un imponente gato callejero, más sucio y ruin que yo, pero con un tremendo “sex appeal”, terminaba de cepillarse a Maxim, una gata cobriza muy solicitada en la zona, pero que con su labia había conseguido entretener y satisfacer. Lo creo así en la forma en que ella al alejarse movía su rabo y relamía sus bigotes tranquilamente, mientras caminaba elegantemente en la lejanía.



         Tras una breve presentación “Mustach”, y yo sentimos una mutua admiración dedicándonos el resto de la noche a maullar, maullar juntos las miserias y perversiones del ser humano. Marineros borrachos en busca de las últimas prostitutas, las miradas furtivas de contrabandistas llevando las cajas de tabaco a su escondite, soplones buscando algo de lo que chivarse, silencio, olor a salitre, y sobre todo maullidos, esos maullidos incesantes que “Mustach” y yo hicimos sonar en aquellas estrechas callejuelas de Elmo Bulevard que conducían al puerto de Stokhombridge, mi ciudad, la ciudad donde el gato hacia oír su maullido incesante.



A un auténtico rockanroller
Gene Vincent (1.935-1.971)



(fotos cedidas por Gene Vincent Fan Club)

Con la pierna amputada por culpa de un accidente y casi sin elasticidad, hizo que en el escenario durante  las actuaciones se moviera de una forma digamos “particular”, gracias a él podemos disfrutar de una grandísima canción como Be-bop-a-lula. El “puto” amo, un auténtico rebelde, un espejo donde debemos mirarnos todos lo “putos-rocker y teds discapacitados, para cagarnos en la puta discapacidad”.


Cuando su discapacidad llegó a más, se hizo más agrio, su cuerpo no respondía, también le” empezó a dar fuertemente al alcochol”, el abrazo de Satán, las enfermedades, una úlcera, le llevaron a la fosa, por lo que el gran Gene Vincent iba a rebelarse contra todos allí donde se encontrase. Un gran maullido se oyó el día de su muerte, y el gran gato se inquietó.



(fotos cedidas por Gene Vincent Fan Club)

“Peces y pescados”
       La noche que había estado maullando con Mustach, comimos algo de pescado. No un gran pescado, lleno de mil delicias, para luego relamerse las patas una y otra vez. Ese es un plato en exclusiva para algunos humanos, no para unos peludos gatos como nosotros. La gran comida que nos pegamos aquella fría noche eran unas asquerosas colas de peces con cabezas de pescado.




        Pensareis que me he vuelto loco, peces y pescados, ¿pero no es lo mismo? ¡No!, no es lo mismo. Los gatos somos muy sibaritas cuando las ocasiones nos lo permiten, y hacemos una serie de diferencias al respecto. Cuando el pescado es de poca monta para echarse a la boca, o de mala calidad, entonces son peces, pero si son buenos y de renombre pasa a llamarse pescado. ¿Veis ahora la diferencia?

         A consecuencia de aquella cena, nada del otro mundo, me había creado unos problemas estomacales tremendos, y ahora me encuentro andorreando por esos tejados de  mi ciudad, tu ciudad, llenándolos de apestosos cagamentos que hacen sentirme más sucio y ruin de lo que soy.
        
       Y al llegar la noche, maullaba, sí maullaba de dolor, no sólo con mis miserias, sino también de las miserias humanas, que desde esta gran azotea que son los tejados de Elmo Bulevard contemplo de día, pero más aún de noche, cuando mis maullidos se convierten en más incesantes, hasta que aparece el amanecer, que es el que acota el fin del maullido. A la llegada del nuevo día me acurruco en la chimenea de Welson Av., que me protegerá del ventoso día y Stockhombridge despierta para iniciar sus quehaceres diarios.



"Hello, I`m Johnny Cash"

   Y en la sección de esta entrega de "La Perla del Cantábrico" un grande, y al mismo tiempo otro "oscuro" para mí del rock and roll, otro gran rebelde con causa, "de la gran causa rockera", el gran luchador, el Juan Nadie, un Juan sin Tierra", el hombre de negro, Johnny Cash. (Subtitulado en español)




Lo que más deseaba al final de sus días era volver a caminar para lanzar su "puta" silla de ruedas al lago que había cerca de su casa. Portador de una enfermedad neurodegenerativa (también que casualidad: Síndrome de Shy-Drager, le hizo ser más sombrío en sus álbumes).

Amigo se bienvenido al mundo de las enfermedades raras.
 A unos les hacen ser sombríos, a otros como Gene Vincent rebeldes, a otros "curcios" por tener la espalda rota, sin embargo a unos pocos, y, perdonarme la poca modestia reunimos los tres últimos aspectos:

Luchar como Johnny Cash, y ser portador de una enfermedad rara.
Rebeldes como Gene Vincent, y físicamente rotos.
Tener la espalda partida en dos  y "jodida" como Hank Willians.

Si cuando nací Dios me escupió a la cara, por otro lado me escogió por que me hizo ser un Edwardian un "Ted", un tío con orgullo, con un "puto" orgullo Ted.


Gene Vincent un auténtico rocker.
(En el cielo del rock and roll)

Comentarios

Entradas populares de este blog

Va de culos - parte 2

Va de culos - parte 3

Johnny Duncan: Skiffle

Dick Dale: El rey de la guitarra surfera